Una mirada hacia la TV que miran nuestros alumnos
“...La relación y representación que los maestros
construyen de los medios de comunicación también afecta (de los chicos) su
imagen del mundo y su percepción de la realidad...”[1].
Es decir, aprovechando la
masividad de la televisión, los docentes pueden tomar elementos pertenecientes
a dicho medio para la construcción de saberes, dando una mirada diferente y
mucho más cercana, e incluso más atractiva, a la realidad de los alumnos.
Del mismo modo, dado la
influencia que aún hoy en día tiene la televisión (por ejemplo), y a pesar del
impacto de internet y las nuevas tecnologías, no se debe olvidar como una
herramienta más a tener en cuenta a la hora de la práctica en el aula, pues es
un recurso no sólo para crear saberes sino también para atrapar el interés por parte de los estudiantes, ya que es parte de su cotidianidad.
Un desafío que
aquí surge para los docentes es salir de los programas de culto y los
noticieros, y sobre todo, tal y como propone la autora del diario, para, por
otro lado, poder abordar las temáticas desde programas de entretenimiento
(series, películas, novelas, unitarios) como disparadores o situaciones
problema por ejemplo, con las cuales puedan realizarse análisis y reflexiones
tanto de los saberes como de los impactos sociales de los medios de
comunicación, y poder anular, a la vez, la posición negativa que se tiene con
respecto a los mismos, para que realmente se desemboque en una educación en
medios.
Para el docente, plantearse
este desafío, es replantearse, en palabras de la autora “las proposiciones
didácticas”[2].
Es decir, que debe trabajar con la diversidad cultural del aula, tomar una
postura reflexiva en torno a los orígenes sociales y culturales de los alumnos
y re-elaborar las propuestas de enseñanza a fin de no negar sus raíces. A su
vez sería pertinente iniciar a los estudiantes en un proceso de análisis,
exploración y descubrimiento de los medios, recordando, como decía Vigotsky,
que “...el conocimiento también es un
constructo social...”.
En otro punto
de análisis, tanto Morduchowicz como Cabero Almenara señalan la falta de la
inclusión de la televisión como instrumento didáctico, es decir para aprender
“de ella” y no “sobre ella”[3],
tal como señala Morduchowicz en uno de los relatos recogidos de un docente:
“... Una vez cada quince días ven los dibujitos de la televisión y
luego lo usamos para plástica o en lengua cambiamos el final de la
historia....”[4]
Tal y como se ve, hay un
trabajo con el medio, pero queda relegado el trabajo para acercar la cultura
escolar y la cultura social una a la otra. Dicho de otra manera, habría que
replantear la propuesta didáctica para trabajar desde el medio televisivo en
sí, para poder reconocer las particularidades que el mismo tiene y las ventajas
de esa especificidad en el proceso de enseñanza - aprendizaje.
Dice Cabero Almenara que la
cuestión, más allá de si se utiliza la televisión como instrumento didáctico,
es el poder abordar a la televisión desde una posición crítica y reflexiva,
teniendo en cuenta por ejemplo, que la programación del medio televisivo no es
inocente y que detrás de esa transmisión existen intereses particulares. Habría
que enfatizar, entonces, que la televisión es también una producción cultural
no aislada de su contexto social.
Se trata de pasar, como dice
Cabero Almenara, de un profesor como transmisor de la información a otro que
sea capaz de crear sus propias propuestas de aprendizaje, que genere actitudes
de apropiación autónoma y colaborativa en sus alumnos. Por esta razòn es
fundamental la incorporación, en la formación docente, de herramientas que
permitan la correcta utilización de este medio en su práctica.
Así mismo, plantea el autor
que en general los estudiantes están más predispuestos a aprender por medios
televisivos, para ellos, dice, es “más fácil”. Sin embargo, incorporar el medio
al aula implicaría una selección por parte del docente de una estrategia
didáctica adecuada, teniendo en cuenta, los objetivos, los receptores (la
cultura y los contextos socio - culturales) y las actividades que se pretenden
realizar con el mismo. Lo ideal sería poder lograr realmente aprendizajes
significativos, que el vínculo con el medio pase de ser pasivo a activo tanto
desde el rol docente como desde el rol de estudiante.
[1] Morduchowicz R. (2007) A mí la tele me enseña muchas cosas,
Paidós, Buenos Aires. Capítulo 4, P:65.
[2]
Morduchowicz R. (2007) A mí la tele me enseña muchas cosas, Paidós, Buenos
Aires. Capítulo 5, P:82.
[3]
Cabero J. (2007) La televisión educativa: actos a contemplar para su
integración curricular, ANALES de la Universidad Metropolitana. P: 19
[4]
Morduchowicz R. (2007) A mí la tele me enseña muchas cosas, Paidós, Buenos
Aires. Capítulo 4, P:70.
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